lunes, 4 de julio de 2016

Profesionales venezolanos, una inversión sin retorno ni adentro ni afuera

Se han ido más de 800.000 profesionales, pero quedan más de 3.500.000 de universitarios sub-utilizados, de los cuales casi 300.000 están desocupados. Es aquí dentro de nuestro país donde estamos perdiendo más de la inversión intelectual realizada en las últimas dos décadas, no afuera

Venezuela ha sido afectada en los últimos 18 años por una fuga de profesionales abrumadora, que según la fuente de Producto, supera los 800.000 profesionales. Esto ha representado una gran pérdida emocional al tener a tantas familias desmembradas y amigos sin convivencia, porque simplemente la situación del país es tal que muchos consideramos que "es mejor que cada quien se vaya y haga su camino". Aunque, hablando de mis amigos que se han ido debo confesar que no estoy de acuerdo con las razones para irse de todos, pero, igualmente creo firmemente que cada quien debe hacer lo que considere correcto y buscar su propia felicidad y bienestar. Bueno, no es sólo la pérdida emocional por el desarraigo, forzoso, sino también la económica que ha representado para nuestro país la formación de esos más de 800.000 profesionales que han tomado un vuelo desde Maiquetía, sin retorno. Estiman que la formación de un profesional venezolano está entre 100.000 y 250.000 dólares, lo cual es una inversión bastante abultada, que no verá retorno en nuestro país.

Pero, en esta misma línea de cuanto nos cuesta un profesional a los venezolanos debemos reconocer que muchos no se han ido, sea por elección como mi caso o porque incluso deseando irse del país no lo han logrado o no podrán (nada más el capital necesario para adquirir un pasaje de avión escapa de las manos de cualquier recién graduado, cuya familia no pueda ser promotora de su partida. Y así hay muchos, que luchan por terminar su carrera).




















Todo ese talento profesional que aún está en el país y en edad económicamente activa de acuerdo al INE (sí, sé que es una fuente manipulada, pero sigue siendo la "oficial") supera los tres millones y medio de profesionales (que sean de la universidad que sean nosotros pagamos su formación y debemos exigirles retornen dicha inversión al país) mientras que los que están en formación en las distintas universidades superan los dos millones y medio. Son profesionales que se han quedado en casa luchando, que no todos se encuentran empleados de hecho la cifra del INE es bastante aterradora al decir que casi trescientos mil universitarios se encuentran desocupados en Venezuela, cuya formación también ha costado entre 100.000 y 250.000 dólares. Y de los que están empleados, el país con su maltrato al sector productivo, les impide explotar todo su potencial para que su conocimiento siga en formación, ganando experiencia y generando grandes utilidades para a la nación.


Nuestros profesionales en gran porcentaje están siendo sub-utilizados y reducidos a trabajar por comida (la canasta básica sigue subiendo, superando en junio 2016 los Bs. 300.000), Es por esto que, muchos profesionales venezolanos en Venezuela, y principalmente los más jóvenes han apostado por el emprendimiento (aunque hay casos en los que es más autoempleo que emprendimiento) para generar mejores ingresos y promover empleos, lo cual es un gran aporte para el país.

Creo que los profesionales que se han ido nos han causado una gran pérdida económica, intelectual y años de experiencia, pero, aquí queda mucha gente con talento luchando por formarse la experiencia con los golpes del país, (también faltan mentores que deseen tomarse el tiempo de formar a un INCES que aún quiere y necesita trabajar en una empresa). Este talento sigue luchando por sobrevivir en un país cuyas industrias están desmanteladas, día a día intenta obtener sus metas las cuales son esenciales para sostener y retornarle al país parte de la inversión de 100.000 o 250.000 dólares por cada uno de los más de cinco millones de profesionales (graduados y en formación).

Contamos con profesionales con empeño y ganas de crear soluciones muy creativas e ingeniosas a nuestros problemas diarios, tenemos que valorarlos, apoyarlos, ayudarlos a formarse y evitar que sean una pérdida de valor interno. Porque es en ellos, en los que se quedan, en su capacidad de entender quiénes somos y qué necesitamos, y en las ganas del emprendimiento que nace cada día está la respuesta a nuestra crisis. Sí, mientras más rápido llegue el revocatorio más rápido nos recuperaremos, pero, mientras no podemos quedarnos esperando que todo cambie, tenemos que poner todos nuestros conocimientos a hacer cosas buenas y productivas, así sea trabajando con las uñas. Es responsabilidad de nuestra generación hacer un aporte al país al hacer la vida, la economía y nuestra sociedad más humana, más nuestra no un cuento prestado.

Me pregunto de los nacidos entre el 2014 y 2017, ¿cuántos llegarán a la educación profesional? No creo que sean tantos como hasta hoy porque la mala alimentación y la pobreza en la que vivimos, le quita valor a la educación gratuita porque con hambre, no se aprende.



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