martes, 13 de diciembre de 2016

Servicio al cliente venezolano

El servicio al cliente es la guinda que decora toda relación entre la empresa, la marca y el cliente. Es lo que finalmente permite que una simple compra se convierta en una relación a largo plazo.
Servicio o atención al cliente es el protocolo diseñado por cada empresa para manejar y responder oportunamente las inquietudes pre-compra del cliente, acompañarlo hasta que compre y hacer seguimiento a su satisfacción, aunque en algunos sectores esto sea más sencillo de visualizar que en otros siempre aplica.
Por ejemplo, en una zapatería:
Vendedor: Bienvenido, en qué le puedo ayudar
Cliente: Deseo comprar zapatos
Vendedor: Bien, tenemos zapatos deportivos, de vestir, etc.
Así sucesivamente hasta que el cliente diga: Llevaré estos zapatos.
Pague y el vendedor pueda decir: Gracias por su compra, estamos a su orden. Vuelva pronto.
Que bien se siente cuando un vendedor nos trata bien, ¿verdad? Realmente lo importante es la atención y buena comunicación, esto aplica hasta en el sector industrial.

¿Servicio al cliente venezolano?
Todavía se consigue buen servicio en Venezuela, pero cada día vemos y sentimos como todos los servicios y atención se va deteriorando, consecuencia directa de la descomposición país que vivimos. Con tan solo volver a un sitio tras un mes (si sigue abierto) encontraremos que la gente en el lugar no es la misma o pareciera no tener ganas de atender a los clientes. Honestamente no recuerdo que tan esmerados éramos los venezolanos a la hora de atender a un cliente antes de la llegada del fenómeno situación país.

El fenómeno situación país, es promovido por el gobierno, cuyo interés es que haya negocios muy turbios en su entorno, acabando así con los inventarios de mercancía, el poder adquisitivo del dinero lo que impide comprar bienes y servicios, promoviendo que los empleados roten constantemente en búsqueda de mejores ofertas salariales (por menos esfuerzo), lo que deja a las empresas sin tiempo necesario para entrenar correctamente al personal o simplemente terminar optando por ahorrarse la inversión de entrenamiento, porque el nuevo empleado no durará ni un par de meses en la empresa antes de renunciar.

Ciertamente los oferentes de servicios se encuentran en una pésima situación que los envuelve en ciclos de ineficiencia y maltrato al cliente.

Pero, ¿qué pasa con el cliente venezolano?
El cliente venezolano tiene miedo, de exigir una retribución apropiada por el tiempo y el dinero que invierte en la adquisición de un bien o servicio. Porque, cuando un venezolano sale a comprar, la escasez en el mercado ha hecho que se cale cualquier cosa por parte del que tiene el producto que necesita para poder cubrir una necesidad que cada día para todos es más sencilla y vital (comida). Entonces, el cliente venezolano ha olvidado que él también tiene poder de negociación, y no se trata de pedir descuentos, más bien de exigir buen trato a cambio de entregar su dinero al comercio por un producto. Por ejemplo, un restaurante servirá una comida deliciosa, pero si el mesonero no toma la orden y la cocina tiene menor capacidad que la necesaria para la atender la cantidad de órdenes de las mesas dispuestas en el sitio, terminarás cenando en lugar de almorzando, luego de esto aún se atreverán a solicitar propina por el mal servicio recibido. Lo mínimo es que se debería hacer es no volver a dicho restaurante. Si todos defendiéramos un buen trato como clientes eventualmente quien da mal servicio cerrará o tendrá que evaluar qué sucede y se verá forzado a replantearse y mejorar.

Finalmente, como clientes de una tienda, de una empresa e incluso de los empleados públicos tenemos derecho a denunciar el mal trato y exigir que cada Bolívar que pagamos (aunque esté devaluado) se vea reflejado en la calidad de producto y trato adquirido.

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