miércoles, 12 de abril de 2017

Aprendemos diferente

Somos todos diferentes de eso no existe ninguna duda y al ser así todos aprendemos de forma diferente, a nuestra propia manera y ritmo, esto último sinceramente no me fue fácil de aprender.

Siendo hija de docentes me parecía que eso no era lo mío, para mí era horrible la paciencia que tenían para repetir lo mismo mil veces hasta que algún muchacho les pudiera entender, para más colmo mal pagados. Solía decir que jamás tocaría la docencia, hasta que descubrí que ser supervisor de departamento te convertía en: docente, guía, consejero y hasta psicólogo de tu equipo.

He tenido una carrera profesional de la que estoy muy orgullosa, mi LinkedIn. En pocos años ascendí y llegué a tener la responsabilidad de supervisar al menos 10 jojotos (así les digo a los novatos que recién inician su vida laboral). Algunos se han parecido a mí y todo ha fluido de mil maravillas, conexión inmediata, mejoras en procesos y flujo de trabajo. Otros me han superado y de ellos aprendí mucho. Pero son aquellos cuyos procesos de aprendizaje era diferentes a los míos quienes realmente me pusieron a prueba y quienes más me enseñaron abriéndome muchas oportunidades de crecimiento profesional y personal.

Es que cuando empiezas a entrenar a alguien para un cargo, siempre te presentas con tu propio aprendizaje y experiencia que suele resumirse en esto se hace así o yo lo hago así, y resulta altamente frustrante cuando no logras que el otro se alinee rápidamente con tus formas y te reta a que encuentres mil y un maneras hasta que logres diseñar el camino para que este otro pueda cumplir sus actividades de aprendizaje con éxito.

No es un proceso fácil, implica entender cada palabra, gesto, intención que le mostramos al otro para poder observar sus reacciones. Comprender, que ya tu recorriste el camino y ahora debes ayudar a que otros consigan su camino, aunque deban hacer las mismas paradas, distinguir si los aburres o los abrumas para hacer las estrategias que les brinde oportunidades, ánimos, redireccionarlos, etc. Cuando ves a tus jojotos, avanzar y cumplir con sus actividades y procesos incluso con más brillo que tú, te sientes como madre orgullosa. Ser supervisora y entrenar a mis jojotos me enseñó mucho.

Por eso, creo que es importante para la cultura corporativa de cualquier empresa formar a sus supervisores como educadores, multiplicadores del conocimiento que en ella se ha desarrollado. Además, todo conocimiento que se atraiga dentro de la empresa germinará y dará grandes frutos.

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