Es que una cartera, o cualquier bolso sin importar quién sea su dueño, no se hace de la noche a la mañana. Su contenido se construye paso a paso, conforme vamos teniendo experiencias que requieren que tengamos ciertas cosas que con el tiempo se vuelven parte de nuestra cartera, sin ser consciente de que está o cuánto cuesta hasta que lo necesitamos.
Para mí en mi bolso había al menos seis tipos de cosas:
- Esenciales: llaves, celular, cédulas, tarjetas y dinero.
- Las que satisfacen algunas manías: gel antibacterial.
- Médicas: mis inhaladores y antialérgicos, el teléfonos de los doctores con el número de historia y los récipes de todos los medicamentos que vivo buscando porque aquí padecer diabetes y asma es un castigo.
- Las cosas que habían llegado a formar parte de mi bolso porque en algún momento las necesite y no las tenía o las que salvan una emergencia: paraguas (realmente me lo quitaron de las manos porque estaba lloviendo), hilo y aguja, toalla sanitaria, lima.
- Profesionales: mi cuaderno con horas y horas de estudio, investigaciones, entrevistas y mis ideas.
- Nostálgicas: la primera foto que me dio mi esposo, un trébol de cuatro hojas que me regaló mi abuela, mi foto carnet favorita, mi oración a la virgen de la Soledad. El bolso en sí mismo porque me lo había regalado mi esposo y por eso era de los que más usaba.
En cuanto al costo de reposición lo más difícil y lo que más nos preocupó, como saben, fue el glucómetro porque ya no llegan al país. Aunque, tratándose de precio en si la corona se la llevan nuestros celulares que tenían más de año y medio con nosotros (comprados con CADIVI) que estaban perfectos, pero hoy cuestan en tienda Bs. 187.585, claro que hay alternativas con las cuales solucionar, así seguimos. Por otro lado, la información del celular se respalda en la nube y se puede mandar a borrar el teléfono de manera remota, así que no se perdió tanto en ese sentido.
Había cosas invaluables porque cada una de nuestras pertenencias tienen un significado más grande que su utilidad primaria. Al escribir esto pienso, que sin duda pese a todo lo que hemos vivido a mi como que se me olvido que vivo en Caracas y todo lo que tengo está en riesgo permanente, quizás por el valor económico sólo pensaba en proteger el celular en lugar del bolso y mi cuaderno que hoy sin duda sé tenían mucho más valor que lo económico. De hecho, lo que más añoro es mi cuaderno, ese que tenía páginas y páginas escritas con horas de estudio, investigaciones, ideas y planes que llevaba todo el año construyendo, con infinidad de detalles, notas y tips que es imposible recupere. Había construido tanto en mi cuaderno que siento se llevaron un pedazo de mi cerebro.
Se llevaron una parte de mi cerebro, porque la situación país no permite utilices todas las bondades de la tecnología, porque cuando vas en la calle y se te cruza una idea por la cabeza, no puedas sacar el celular para anotarla ni puedes ir leyendo en una tablet en el metro, debes llevar un lápiz y rayar tu libro o tomar nota en tu cuaderno, que por más que lo intenté nunca me daba chance de transcribirlo todo a la computadora y es por eso que se llevaron parte de mi cerebro el 12 de septiembre.
Espero que este robo no me haga pasar más penurias en los trámites que me faltan por hacer y poco a poco seguir reconstruyendo mi bolso, al día de hoy llevamos casi Bs. 20.000 en puros papeles, lo cual también es muy cruel porque a quien roben actualmente necesitará mucho dinero, para al menos recuperar su movilidad bancaria o poder volver a cerrar la puerta de su casa sin tanto miedo.
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